16.10.10

¿Quién dijo corazón?

El comentario de Genio despertó a Desiré. Se había quedado dormida junto al fuego. La lluvia golpeaba los cristales de su ventana y el libro, ahora en la alfombra, no había sido capaz de mantener despiertos sus pensamientos. 

"Debajo de ese escote tiene un corazón" había dicho alguien en el silencio de la noche.´

La voz del hombre,  que Desiré imaginó grave y serena, le produjo un estremecimiento, como si esa voz la hubiera recorrido de los pies a la cabeza, como si la hubiera mirado desde su interior. Se sintió desnuda. Agradeció el calor de las llamas. 

La somnolencia no permitía a Desiré identificar con claridad el contexto en el que aquellas palabras se habían producido. Sin embargo, se sintió repentinamente embriagada de ilusión ¡Alguien la había visto! Alguien había podido ver que detrás de ese cuerpo, de su hermoso y cuidado cuerpo, había un corazón.  Se emocionó.  ¿lo habría encontrado? 

La mayoría de los hombres no podían verlo. Se perdían en la ranura de su escote. Desaparecían en ella. La mayoría, ni siquiera imaginaba que aquella mujer tuviera sentimientos. Cierto es que ella no hacía muchos esfuerzos por mostrarlos. Más bien se había acostumbrado a guardarlos, a ocultarlos bajo su apariencia fría, superficial y vanidosa.  Le iba bien así.

Era su coraza. Una coraza que se había construido con los trozos de desprecio, engaño, decepciones, deslealtades y demás sinsabores que la vida le había proporcionado. Le servía para ocultar su fragilidad y también para defenderse.  Cumplía bien esos objetivos.  

Hizo un esfuerzo por recuperar desde los confines de su memoria el texto completo de aquella frase. La vislumbró borrosa... "se podría discutir si realmente Desiré es una presa de los hombres del Meetic o en cambio es una cazadora en busca de hombre completo, aquel que no solo piense en su voluptuosidad sino aquel que piense que debajo de ese escote se esconde un corazón"(1)

Tenía razón. Ella no era una presa. o en todo caso no era una presa de los hombres. No. 

Estaba sujeta, eso sí, a ciertos vaivenes en las relaciones con los demás, aquello a lo que alguien había llamado alguna vez sus "ahora voy" y "ahora, ¡cuidado, que vengo!" Vaivenes que no hacían sino mostrar sus dificultades para amar, herida como estaba por el amor mismo.  

 
Para mostrar ternura, para dejarse abandonar en el abrazo del otro, tenía que disfrazarlo de sexo. Por eso, sus relaciones con los hombres se desarrollaban en el borde de lo esporádico, en la banalidad de los encuentros sucesivos. En ese terreno se sentía cómoda, protegida.

Pero Genio se equivocaba en algo. No era un ritual de caza. Desiré no era Diana Cazadora en busca de presa. Era solo una mujer buscando el amor. Y lo hacía del único modo que podía: perdiéndose en una jungla de abrazos a la espera de encontrar entre ellos los que la estaban esperando.

¿Y él? ¿Quien era Genio?

Desiré se acurrucó en el sillón después de haber avivado el fuego, y extraviando su mirada en las gotas que resbalaban por los cristales, volvió a perderse en sueños, esperando adivinar en ellos el rostro del hombre completo.  Celia Cruz estaba sonando.


 Te busco.


(1) se puede leer en comentarios a "Amor a primera cita"

3 comentarios:

  1. Desiré, creo que haces honor a tu nombre, sin duda alguna eres deseada, ya llegará ese hombre completo que llene tu nombre de besos, pasión y por sobre todo amor.


    Gaspar

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  2. No es nada fácil encontrarse dos personas, que se buscan entre la multitud de luces y sombras que forman parte, los laberintos de este mundo…Abrazos amigables desde mi rincón a tu ventana azul

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  3. Después de que te los hayan narrado con voz serena y clara acaso algunos relatos necesitan ser leídos para su comprensión completa. O es que la presión sanguínea en el lugar equivocado tiene sus secuelas.

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