11.10.10

Encantadores de serpientes

Las comparaciones son odiosas. También las generalizaciones. Lo sé.

Durante estos meses en Meetic y demás redes sociales, he conocido gente peculiar. Personas especiales. Hablaré de ellos más adelante. Pero también los he conocido mediocres y homogéneos, como si estuvieran cortados por el mismo patrón.  Soy consciente del engaño aquel con el que las madres querían alejarnos de los peligros del mundo masculino diciéndonos aquello tan conocido de "todos los hombres son iguales".

Todos no son iguales. Solo parecidos.
 
¿Una profesión en peligro de extinción?

De entre ellos, hay un tipo de hombre escondido por aquí -digo escondido porque no se deja ver- que toma como modelo al encantador de serpientes. Sí. Hay muchos encantadores de serpientes en la red. Y no quiero decir con eso que las que por aquí deambulamos seamos unas "víboras", que de todo habrá, sino que utilizan sus melodías para conseguir que saquemos los pies del cesto, y bailemos "encantadas" a su compás. He conocido varios así.

Hoy, hablaré de alguien, llamémosle Pepe, que presumía de tener un pasado importante, venido a menos, eso sí, y al que le encantaba el cine.

 A los diez minutos de hablar conmigo ya decía sentirse fascinado. Y decidme con sinceridad, ¿a qué mujer - a qué ser humano con corazoncito- no le encanta que le piropeen y le digan que le quieren, aunque no sea cierto?  A las 2 horas ya estábamos hablando  (los hay expertos en conseguir un teléfono) y antes de colgar, ya existía una cita. ¿Para que esperar?

Su trabajo le hacía viajar con frecuencia. Ir de aquí para allá. Así que cuando volviera de su viaje semanal, vendría a conocerme.  Me propuso ver juntos una película el próximo sábado -el cine era una de las cosas que más echaba de menos en el pueblo en que vivía- Tomaríamos antes un café.

Durante los días que habían de transcurrir hasta la cita (apenas una semana) llamaba con frecuencia. De pronto se convirtió en un elemento cotidiano. Las conversaciones con él eran agradables. Su capacidad de convicción, elevada -no en vano se dedicaba a las ventas.

Él había visto bastantes fotos mías. Yo de él, solo una. Dijo que era reciente, pero no parecía en esa foto ser un hombre de 60.  Para mí, tanto el aspecto como la edad no eran cuestiones de gran importancia, así que, como nos íbamos a conocer próximamente, no le pedí ninguna imagen más.

Parecía un hombre serio, comprometido y responsable. Pero había algo que no me gustaba de él: a lo largo de nuestras conversaciones telefónicas fueron muchas las personas de su entorno a las que criticó. No dejaba títere con cabeza.  Y con frecuencia me paraba yo a pensar qué diría de mí cuando no estuviese presente mi oreja. 

No me gusta la gente que piensa que todos los demás son "una mierda". No me gusta, porque eso me dice varias cosas: o elige muy mal sus relaciones, o no sabe decir "no" a lo que no le gusta de su entorno, o piensa que él es perfecto y nadie le llega a la altura del zapato, o...

Sin embargo, le escuchaba tolerante, pensando que había otras muchas cosas en él que me resultaban interesantes: su experiencia en la vida, su saber, su sentido del humor, su capacidad para argumentar y convencer... así que seguimos adelante planeando la cita.

Pensamos en la película y en el cine. Pensamos en la hora y también en la cafetería. Estaba casi todo listo. Y el sábado llegó. 

Esa mañana dude si ir a la peluquería. Opté por no hacerlo. Prefería la naturalidad. llevaría el pelo recogido y un vaquero con tacones. Pepe era muy alto.

A eso de las 12 sonó el teléfono. "Lo siento, pero te voy a dar plantón" -dijo- "mi hija ha llamado y viene a pasar el fin de semana conmigo. Así que, nada, no puedo ir esta tarde a verte. Tengo que estar con ella. Pasaremos un fin de semana de cariñitos y mimos. Te llamaré el domingo por la tarde. Besos" 

Sin palabras.  Me quedé sin palabras. Pero eso sí, con muchas ideas en mi cabecita loca, entre ellas, la certeza de que esa llamada no se iba a producir jamás.

Estoy segura que a vosotras y vosotros, también se os ocurren algunas cosas sobre esta "cita sin cita" que es una, pero no la única - relataré otras más adelante-.  Contadme.

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