Me miro al espejo y digo: "esa soy yo". Pero ¿quién es esa? porque lo cierto es que cada vez que miro me saluda una distinta. Y no vayan a pensar ustedes que se trata de una distorsión del espejo o de las gafas que me haya puesto esa mañana, no. Ni siquiera me atrevería a decir que sea algún tipo de locura. Tampoco.
Si no es locura, ¿qué es lo que hace que me sienta una mujer diferente según las ocasiones?, o dicho de otro modo, ¿que hace que convivan tantas mujeres diferentes en mi? La mujer intensa, y la frágil. La rebelde y la sumisa, la que desea saber y la que ignora, la dulce y la amarga, la que se apasiona y la que tiene desgana...
Algunos insistirán en pensar que se trata de un pequeño desdoblamiento de personalidad, que ellos son UNO y siempre uno, íntegros, totales, sin distorsiones de su ser, individuos plenos.
A otros, quizás les suceda como a mí; que se sientan muchos y diversos, fragmentados y reconstruidos a pedazos, como Frankenstein.
Los demás, tendréis vuestras propias respuestas. A mi, continúan asaltándome preguntas: ¿Seremos acaso un invento, una construcción imaginaria ? ¿El sueño de alguien que duerme? O simplemente un espejismo, un reflejo en los ojos de los otros, un cuento...?
Esto no es un tratado de psicología humana. Lejos de mi interés. Solo es una reflexión a la que me ha llevado observar tantas veces eso que en la realidad llamamos mentira y que acaso sea sólo una burda materialización del deseo de ser otro, de vivir otras vidas.
Aquí, en este mundo de ventanas y teclados donde nadie nos conoce, es fácil construir una personalidad a la altura de nuestras expectativas, o a las de aquellos, a los que no pudimos satisfacer. Es posible inventar un personaje que supere de una vez por todas nuestras frustraciones, nuestros fracasos y nuestros miedos.
Y así, como quien se confecciona un traje, vamos añadiendo bolsillos, cuellos, solapas, cremalleras, botonaduras y demás adornos a las vidas que relatamos, para mostrar un semblante más hermoso, a la medida de nuestros sueños y nuestras necesidades, el semblante de un personaje con el que finalmente fantasear que "damos la talla".
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