22.12.10

El gusto es mío

Diez, quince, veinte... no recordaba con exactitud cuántos habían sido los hombres que había conocido en los últimos 9 meses. Pero a grandes rasgos sabía que superaban los 20.  No a todos los había conocido en persona, (de haber sido así, se preocuparía) Algunos, apenas fueron  compañeros de unas cuantas conversaciones esporádicas, con otros, compartió pequeñas ilusiones, pequeños encuentros...

Pierre, Miguel, Rafael, Jose luis, Pepe, Manuel, Antonio, Jesús, Jose Antonio, Pablo... no recordaba todos los nombres. Recordaba, eso sí, aquellos que se habían convertido en sus amigos y también a aquellos que quisieron amarla tan rápido, que consiguieron asustarla, o se asustaron.

Recordaba la ilusión de los inicios, y el desencanto del después, cuando los misterios se habían desvanecido y las horas se alargaban...Recordaba los desdenes, los desencuentros, y las decepciones. Recordaba también aquella hermosa historia de amor que todavía no había querido escribir y aguardaba silenciosa bajo la almohada. 

Todos esos encuentros, esos descubrimientos, le habían acompañado durante la mayor parte de este año que se iba. Y estaba contenta, contenta de lo que había aprendido, de lo que había descubierto sobre ella misma y sobre los demás.

Luego, cuando el tedio se adueño de la búsqueda, se había centrado en otras búsquedas, o en otros encuentros.  Y entonces fue la escritura su vehículo y otros, los nombres de los interlocutores y compañeros de viaje: Gaspar II, Antonio Vela, Marisa, Angel, PinkWoman, Sid, Mayte, Aleitzia, Pepa, Malena, Humo, Genio, AlZagal, Minuet, Kimbertrankanut, Pablo, Anónimos, PazzaP, Jesús Sopensens, Juanjo, Patricia, Flor, Megapili, Iglesias Oviedo, La pérfida Canalla, Carlos de la Parra, Antonio Fernández, Sneyder Caty, Isabella, Sophia Sophie, Impresiones de una Tortuga, Celia, Aris, Fibonacci, Angela,... y tantos otros a los que leyó, o la leyeron en silencio. También aprendió de esos fugaces encuentros. Y disfrutó con ellos.

Ahora, que "volvía a casa por Navidad" y eso la iba a mantener alejada de este blog que la vinculaba con gente tan distante y a la vez tan cercana, echó la vista atrás y al recordar tantas hermosas palabras que le habían sido regaladas,  tomó una copa de vino y alzándola frente a la pantalla dijo: "El gusto es mío".

Después,  antes de ponerse a preparar la maleta, apagar el ordenador, y entregarse al sueño, abrió su blog, y escribió un mensaje:


A todos los hombres y las mujeres, que habéis hecho de este 2010 un año  globalmente especial para mí...

¡FELIZ NAVIDAD!

y que 2011 os acerque
todos vuestros sueños.

20.12.10

Jaque mate

Un Texto de Aris
 
 
Un bar de copas como otros muchos. Una mujer sentada en un taburete  con una copa delante, los brazos sobre la barra y la cara apoyada en una mano. Su mirada perdida en el infinito parece explorar regiones desconocidas.

Un hombre entra o estaba allí, eso no importa, solo interesa el momento en que sus ojos se dirigen hacia ella. Se acerca despacio, no tiene prisa, sabe que va a continuar allí, moviéndose lo imprescindible para ser mirada. Roza su brazo como por casualidad, le dice que no es la primera vez que la ve en ese lugar a la misma hora, como una aparición. Ella contesta algo sobre el tiempo, sobre la ausencia, cualquier cosa para salir del paso o para continuar la conversación, da igual.

¿Qué hacen a esas horas? Son dos desconocidos, ambos buscan, eso los une esa noche, una de tantas, un encuentro casual  ¿Pero qué buscan?

Ella un sueño para llenar sus noches y sus días. No lo alcanza, así son los sueños, lo sabe pero no se resigna.  Él, una más para olvidar su miedo. Un vagabundo, su condena es ir errante.

¿Qué hacen juntos? No hay salida. Si, la puerta, salen juntos ¿Y después? Hacen el amor en casa de uno o del otro ¿Y luego? Hablan, ponen pasado, presente y devoran el futuro para volver a empezar en el mismo punto, cada uno en el mismo lugar de siempre ¿Y si se encuentran de nuevo?

Los dos saben que no hay peligro, no se reconocerán, nunca se encontraron.


18.12.10

Atrapada


"Desde hace tres semanas el espacio en el que transcurre mi vida, es largo y oscuro, cómo el pasillo de Arrabal en Baal Babilonia. Permanezco encerrada en un estrecho habitáculo, añorando la libertad perdida.

He reducido por completo mis movimientos, como quien deja de respirar para no agotar los pocos recursos de que dispone.  Cuando trato de estirarme, el roce de la piel contra las paredes de mi prisión me produce dolores intensos,  cual si me la arrancaran o me clavaran agujas en cada hueso.

El entumecimiento ha ido en aumento y tengo la sensación de que aunque me dejen en libertad, ya no podré moverme jamás;  ¿Me habré transformado en una inutil?"


Así se sentía ella. Una inutil atrapada en una escayola.

Nunca antes había deseado con tanta intensidad la libertad. Tampoco había apreciado los valores que aportaba a la vida de los  demás. Ahora podía verlo con claridad; sin ella, cualquier acto cotidiano era  una auténtica odisea. Vestirse, cortar un  trozo de queso, ponerse calcetines, ducharse, sujetarse el cabello, lavarse las manos, pensar...  incluso pensar.


Pensar, si. En estos largos días había observado que desde que no podía utilizar sus cinco dedos, el pensamiento no fluía con la misma espontaneidad sobre ese teclado compartido.

Siempre había creído que  "las palabras estaban en la cabeza de quien escribe, y que los dedos, siguéndo órdenes del cerebro, no hacían sino ayudar a plasmarlas en forma de letras." Sin embargo, ahora se preguntaba si acaso las palabras no estarían esperando en algún lugar, ahí, calladas,  como la obra que, en el interior del marmol, espera al escultor que venga a rescatarla.



Definitivamente debía ser así... las ideas esperan agazapadas el momento en que  una mano las modele en palabras, como habian esperado hasta hoy las que, por fin, le hacían ver lo importante que era para su vida "tener mano izquierda".




16.12.10

Un día como hoy


Enrique,
cuando estábamos anoche en esa "Tertulia" tuya
añorando la llamada que anunciaba tu llegada,
preludio de una noche mágica...

No sonó el teléfono esta vez
sonó, cargado de nostalgia, el mensaje de una joven de Granada.

Lo trascribo aquí:

Un dia como hoy,enmudecen
las acequias del Albaizin.

Un dia como hoy,le arrancan
los oidos a Granada.

Desaparecen las notas,
y sus melodias...
aun se siente el último taconeo
de nuestro Morente.

Nos deja a su Estrella,
pero se lleva a su Enrique.

Granada, seca derrepente!!!
Ya no hay nieve, ni sierra, ni castillo, ni Morente...

Ya dio a su ciudad su corazón
y su pecho vacio nos dejó...
...sordos, ciegos, mudos...

Para ti Morente, un dia como hoy
Granada aun te siente!!!

                 Angela E. M.

13.12.10

Un momento nada más

Un texto de Aris
(Texto original enviado a "Cuéntanos")

Ninguno de los dos sabía cuanto tiempo de su vida futura estaba presente en el momento en que corrieron a amarse en un lugar cualquiera, borrado de su memoria  por la fuerza de la pasión.

Impulsados por ese encuentro, empezaron una vida juntos. Fueron pasando los años en una convivencia adornada de  cosas, presencias y carencias. Viajaron de un lugar a otro confundiendo el tiempo y el espacio, buscando sin saberlo ese momento mágico en el que atisbaban unos trazos de su sombra, un tenue reflejo al que llamaron amor.

La cotidianidad se instaló entre ellos ocultando el vacío de cada encuentro. Juntos aprendieron a remar a favor de la corriente y a fingir un inocente desconocimiento de las fantasías que cada uno inventaba para soportar el tedio de los días. Historias de batallas, de amor, de aventuras mediante las que vibraban a la vida para volver a caer de nuevo en  la rutina. Una rutina trabajada con esfuerzo para evitar poner en peligro su hábil equilibrismo.

Así fueron pasando los años. Despertaron un  día,  viejos y decrépitos, sentados uno  junto al otro en un universo de gestos aprendidos. Por primera vez en mucho tiempo se miraron y recordaron.




Un final...¿feliz?
Enviado como comentario por Minuet. Pendiente de aprobación por la autora del texto 

..."Recordaron pero ya no era bastante y por el respeto y la amistad, por los momentos vividos, decidieron no mentirse mas y se separaron. Sus vidas se convirtieron en unas vidas distintas, donde cada uno cubría sus vacíos, sin necesidad de ocultarlos y ahora son buenísimos amigos".


Un continuar...
Enviado como comentario por Aris

Se trata de continuar, de seguir hablando. 

¿Poner un final no será una forma precipitada de cerrar el vacío, de dar por concluido, como si de una historia se tratara, un texto sobre las pequeñas cosas y momentos que deciden una vida?

9.12.10

Autoría

Un texto de Isabella:
(a propósito del concurso  Cuenta 140. Tema: La moneda)


"Era tan vanidoso que cuando corrió la voz de que las monedas que falsificaba eran copias exactas, para darse a conocer, comenzó a firmarlas." 




A propósito:
un texto de Woman on line:

¡La vanidad! ¡Ay! Sustantivo femenino, pecado capital, defecto del carácter…

Denominaciones que en sí mismas podrían llevarnos a reflexionar sobre ese “deseo excesivo de mostrar las propias cualidades y ser reconocido y alabado por los demás” que se llama VANIDAD.

A nadie nos pasa desapercibida la presencia de una persona vanidosa, y acaso ninguno de nosotros podamos escapar de ciertos momentos de vanidad. Al fin y al cabo, la confianza en uno mismo y la valoración de nuestras capacidades, es un requisito necesario para la construcción de un “yo” amable  (¿se llama autoestima?)

Otra cosa es cuando ese reconocimiento se convierte en el único eje sobre el que gira una vida y el monólogo, su exclusivo modo de comunicar. O cuando, como en el caso del protagonista del microrrelato de Isabella, somos llevados, por un acto de vanidad insaciable, a lugares que desvelan las pequeñas falsificaciones con las que tratamos de ocultar la infelicidad, la inmadurez, el vacío interior… 

Gracias Isabella por este microrrelato que nos ha puesto a pensar.


6.12.10

¡Al Viento!

Un texto de: Sophia Sophie


  
Dijiste que me querías; que sin mí no habría sol jamás, ni habría luna. Dijiste que días, meses, años, a mi lado estarías.  Dijiste que eran mis besos como una fruta en verano...

Te dije que sin tus ojos me quedaba la ceguera; que tus palabras, tu cuerpo, llenaban mi alma entera. Te dije también "te quiero".

¡Tantas cosas dijimos, que olvidamos por un tiempo que las palabras... se las lleva el viento!

5.12.10

Reencuentro

Hoy os quiero ofrecer una entrada diferente, fruto del reencuentro con alguien que formó parte de mi pasado.

Se trata del Blog de LuzGlo, una de las 5 hermanas que, a mis 17 años, cuando el mundo me parecía una caja de sorpresas todavía sin abrir, cambiaron mi universo...  por lo que aprendí, por lo que compartimos, por lo que me enseñaron.

Es un plato que viene desde Canarias. Cuidadosamente preparado. Contiene en su interior 3 historias de vida contadas con delicadeza y buen gusto. 

Por lo novedoso de su preparación y porque muestra, con una  sencillez que casi duele, que toda una vida cabe en una maleta, quizas pueda resultaros un tanto agridulce. Sin embargo, su textura es suave y los aromas que desprenden van cargados de ternura, cariño y sabiduría.

Probad los sabores de LuzGlo: "las tres maletas". Que lo disfruteis.

3.12.10

Tres micros para una voz


Lo siento. ¿Lo siento? 

Siento estar abandonando los primeros propósitos del blog, pero de todos es sabido que a medida que avanzamos, nos vamos transformando en el camino. 

Así me está sucediendo. Y la mujer que comenzó, novata,  contando historias de encuentros -o más bien desencuentros-  en la Red, se ha ido introduciendo en este universo de latidos blogueros, que me lleva de un ritmo hacia otros ritmos... y me incita a pensar, a imaginar, a probar otros estilos -aún más novata-  como aprendiz divertida, explorando... practicando. Leo más que escribo, descubro, investigo.

En este recorrido, los microrrelatos me han llamado poderosamente la atención. Siempre se dijo que lo bueno, si breve, dos veces bueno.

Compañeros de viaje. Acuarela. Woman on line

¡Contar algo en pocas palabras! Díficil arte. Un auténtico reto para el que sé, no estoy preparada. Sin embargo, me gusta aprender, navegar por aguas desconocidas. Generalmente, lejos de asustarme, las dificultades me motivan. 

Así que, a pesar de la recomendación de Ignacio de Loyola, de no hacer mudanzas en tiempos de tribulación... me iré mudando, a ratos, a la practica de los microrrelatos, o cualquier otro juego de creación literaria que la lectura de vuestros blogs, me vaya sugiriendo. 

Me consta que iré mostrando muchos ejercicios desatinados. Disculpen las molestias.  

¿Tendré que cambiar el nombre al blog, o serán estos juegos de escritura, volátiles y efímeros, como los amores de cartón?


Tres microversiones, alrededor de una OFICINA
(a propósito del concurso  Cuenta 140 de El Cultural. Tema: La oficina)

1. La oficina echaba humo. Le dolía el ruido, el personal, el frenético ritmo. 
     Al acabar la jornada, colgó su carta de dimisión: SE TRASPASA.


2. Llegó a la oficina con la intención de acabar con su anonimato. Gritó:
     ¡Todos al suelo! Los Diarios sólo señalaron su parecido con Tejero.


3. Entró a la entrevista seguro de sí. Un cartel llamó su atención: "No
     contratamos seguros" Apenas habló. El malentendido le costó el empleo. 



1.12.10

Llueve


Llueve. La fina lluvia surca la pequeña nube de humo que se asoma ante mi ventana transformándola en un fantasma rayado y tenue. A lo lejos , alguien atraviesa la oscuridad del patio aceleradamente. Desaparece. Otra vez el vacío, la soledad infinita de los suelos mojados, las escaleras de incendio, las ventanas sin flores, los árboles, el viento. 

Si conoces al fotógrafo, díme quién es.
Llueve. Quisiera que la lluvia me mojara por dentro, como aquellas tardes de invierno en que paseábamos juntos, recorriendo calles vacías, con el frío rodeando nuestros cuerpos. Y, sin embargo, hace calor aquí dentro.

Llueve. Me abisma la sensación de tenerte tan lejos, de haberte perdido hace ya tanto tiempo. Vértigo. Se agolpan las palabras en el silencio y la rabia contenida, no sé de qué descontento -pesada carga que llevo- me precipita al abismo.

Uno de Diciembre. Muere la fina lluvia en las calles de la ciudad...  hay luz aquí dentro. 



Pensaron volver... ¿volverán?

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