7.11.10

En tres actos.


Me comentaba el otro día mi amigo Roy -que anda herido de amor- que las relaciones de pareja son como una representación teatral en TRES ACTOS.

En el PRIMER ACTO dos personas se conocen y se caen bien, se gustan.  No importa demasiado cuándo, ni dónde, ni por qué. ¿Encuentro virtual o real? ¡Qué más da! ¿En un local nocturno o en la cafetería de la empresa en la que trabajamos?... Eso no es lo esencial. 

Lo esencial sucede cuando esos dos  (tampoco importa el género) desnudan sus almas -a veces también sus cuerpos- y  comienzan a contarse deseos, intimidades,  miserias, grandezas, vivencias...

Y en ese "ir hablando" con la otra persona, en ese acto en el que cada cual se siente escuchado y comprendido, aceptado en sus peculiaridades, con generosidad y tolerancia, sin juicios... En ese recorrido, se va forjando una relación intensa y sólida, construida a base de confianza, complicidad, cercanía y deseo... El amor.

Con el amor comienza el SEGUNDO ACTO.  Sí, esos dos que se conocieron, que hablaron y se escucharon, que se hicieron cómplices y cercanos... ¡se han enamorado!

Durante un tiempo (en esto de la duración hay gran variabilidad) siguen disfrutando de estar juntos, de seguir contándose; y se cuentan también sus ansiedades, y siguen construyendo complicidad, y siguen enamorándose, y amándose. El resto del mundo desaparece, y todo es maravilloso. No hay ojos para nada más... desaparecen las miserias, aprenden a volar, y como dice "La cabra mecánica" cuando vuelve el amor... "todo el mundo parece más guapo y mejor..." 

Y entonces sucede que comienzan a vivir juntos, y adoptan los patrones de pareja que les enseñaron. "¡Ya te tengo! ¡Ya estás aquí! ¡Eres MIOOO; MIAAA!"  Y para que el otro no sienta que no soy del todo suyo -no vaya a ser que le duela- dejamos de contarle las miserias que brotan,  dejamos de hablar de nuestras intimidades, de nuestros deseos, dejamos de practicar aquello que nos acercó... Ha comenzado el TERCER ACTO.


EL TERCER ACTO se parece al juego del escondite. Esos dos que habían sido tan cómplices y tan cercanos, comienzan a esconderse. Hay cosas que no pueden contar. No pueden decirle a "su" pareja, los deseos que tienen hacia los demás (eso que antes se contaban sin pudor) ni lo que les pasa por la cabeza -quizás para no hacerles dudar de su propiedad- o justamente, para que no quedar anulado como "propiedad" del otro.  


Entonces se las cuentan a otra gente y empieza el alejamiento,  la retirada,  el aburrimiento. Y  empieza a rondar la idea de que "esto hay que pararlo", y no lo paramos. Seguimos, porque los miedos nos atenazan y nos destrozan, y aguantamos... y destruimos poco a poco lo que habíamos construido y se desvanece la complicidad, la confianza, la cercanía.


Aquello que nos unió se transforma en lo que nos separa... y SE ACABA la obra.

Generalmente no hay aplausos después de esta representación. Y no porque sus actores no hayan desarrollado adecuadamente su papel. 

Las obras están bien desarrolladas, tanto a nivel técnico -luces, sonido, escenografía- como a nivel interpretativo. Los guiones son variados, dependiendo del gusto de los autores y el género teatral del que se trate.

Se representan cada noche en el teatro de la vida, y quienes hoy somos  espectadores, estuvimos ayer, o estaremos mañana en el escenario, entregando lo que antes recibimos, porque como dice Jorge Drexler "cada uno da lo que recibe, luego, recibe lo que da... nada se pierde, todo se transforma."


Así, el amor que damos hoy, transformado volverá un día, a darnos las gracias.

9 comentarios:

  1. Ufff, todo parece indicar que ando muy cercano al tercer acto, quizás si ya lo estoy desarrollando, bueno es la vida no.

    Drexler también dice "que uno conserva lo que no amarra"

    Besos

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  2. Para bien o para mal, la normal general de hoy día es tal como describe tu amigo Roy. No creo que podamos hacer nada para cambiar esa dinámica social (aunque siempre hay casos extraordinarios verdaderamente envidiables [conozco alguno que otro]), pero sí podemos adaptarnos y aprender a nadar sobre ella.
    Un saludo.

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  3. Los guiones de los actos I y II de la obra se escriben, más o menos a dúo, bajo los efectos de un gran chute hormonal. La historia del III en cambio, al menos tal y como lo describes, sólo son secuelas del final del mismo. Aunque no necesariamente; que ya sabemos que ahí puede empezar, o no, otra cosa que prefiero no etiquetar, pero que se parece más al amor genuino, bastante alejada de lo egocéntrico y narcisista que se da en los primeros.

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  4. Espléndida tragedia sentimental en tres actos, las que has trazado. Conociendo el desenlace de esta obra dramática, quizás podamos variar alguno de esos actos y convertirla en comedia o, para ser más realistas, en tragicomedia.
    Me seduce tu visión de las relaciones de pareja. Me ha gustado mucho tu texto.
    Saludos.

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  5. Que malaje este Roy, por favor. Con los cuentos de hadas que hay tan bonitos y que terminan siempre en el casamiento y en el comer perdices. Terrible visión pesimista de las relaciones de pareja. Aunque bien pensado, hubo alguien que dijo que el final del amor está en el matrimonio o algo que se le asemeje. Es como cuando a un mancebo o manceba lo vestimos con una armadura para el combate. Siempre se nos olvida, que toda relación humana es una relación de poder. Se nos olvida que toda relación humana es una relación de interés. Cosas que hay que ocultar. Pobre Roy, por qué poner de manifiesto tales cosas? Con la de cuentos hermosos que hay. Erradiquemos los cuentos trágicos de la historia. Incluso inventemos cuentos de divorcios plácidos y separaciones armoniosas, en las que todo el mundo se ama eternamente en la distancia.

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  6. Pues sí, somos como esos actores que salen de gira cada año representando obras diferentes que tienen como factor común un planteamiento, un nudo y un desenlace; vamos los tres actos de la pieza teatral de Roy.
    Y como esos actores, en la vida repetimos nuevas obras que siguen invariablemente el mismo guión: planteamiento-nudo-desenlace, aunque este último puede ser variable y tocar todos los géneros teatrales: musical, comedia, tragedia...

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  7. Pero como todo es cíclico, podemos volver a foja cero y re-enamorarnos de él. O no.


    Y cada vez peor, y cada vez más rotos. Y cada vez más tu, y cada vez más yo ... sin rstro de nosotros. Joaquín Sabina.

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  8. Malena, esto se merece un enlace para que quien quiera pueda escucharla. Gracias.

    http://www.youtube.com/watch?v=BFT76IEvvhg

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  9. Creo que en el fondo todos sabemos que las relacciones son así, aunque no nos guste admitirlo.

    Eso debería bastar como aliciente para dar los mejor de nosotros mismos con la persona elegida y no para nublarlo todo con el decrépito pensamiento de que tarde o temprano se acabará.

    Buen texto, un abrazo!

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